martes, 18 de noviembre de 2008

HEREJÍAS...Pedro Meyer


¿Para qué se fotografía?, esta pregunta recorre toda la obra de Pedro Meyer, él mismo explica que para recordar; para imaginar y soñar sería otra posible respuesta; para ser testigo de su propia vida, es una evidencia; para compartir lo que celosamente se guarda a través de los años es una generosidad.

Nadie puede fotografiar un tema que no este dentro de sí mismo, nadie escoge a sus personajes fuera, todo se genera en el interior, todo es producto de quiénes somos, qué queremos, en qu
é creemos, de qué dudamos, qué nos enoja hasta la ira, qué nos hace reír, qué nos estremece, qué nos indigna, de qué lado estamos. Fotografiar es como encontrarnos con viejos amigos, dijo alguna vez el autor.

Cada quién fotografía con sus propios ojos es un lugar común para referirse a algo que es mucho más complejo: cada quién fotografía a sus fantasmas, cada quién se fotografía a sí mismo. Entonces, precisemos, ¿para qué fotografía Meyer? la respuesta está en estas paredes, pero, la respuesta va de la mano de otra pregunta, ¿por qué nos gusta ver fotografías?.

Cuando una imagen fija cobra movimiento ante nuestros ojos, cuando la fotografía huele a sangre, a muerte, a nacimiento, a la sensualidad de una piel, entonces podemos escuchar lo que los personajes de Meyer tienen para decirnos, su aliento retumba en nuestros ojos, se fotografía para sentir, para hacer sentir, para recordar lo que no sabíamos, para sentir lo que no recordábamos, recorrer las puertas que se abren ante nosotros, es recorrer también nuestra historia, la que ya tenemos y la que estamos por construir.

La fotografía siempre ha logrado confundirnos, no sabemos si realmente recordamos o si lo que guardamos en la memoria es una imagen, muchas veces no tenemos otra manera de constatarlo que una fotografía, ¿existió un enano rodeado de putas? ¿alguna vez se peleó por ideales? ¿hubo una generación de jóvenes que creyó en un mundo mejor? ¿hacia ese mundo vamos? ¿realmente es posible despertar y desayunar a los pies de una cama cobijado por tanta ternura y tanta paz?,

Tal vez nos gusta fotografiar y ver fotografías por que nos gustan los espejos, pero no esos donde podemos vernos reflejados, sino los que propone Lewis Caroll , nos gusta subvertir y nos gusta lo desconocido, quién mejor para acompañarnos que Pedro Meyer, quien a la manera de un viejo narrador, se sienta y nos convoca alrededor del fuego en una noche estrellada a que escuchemos de sus viajes, de sus aventuras, a que nos cuente sus cuentos y nos adelante el futuro, nosotros tomaremos lo que nos convenga y lo integraremos a nuestra historia.



Francisco Mata Rosas
Ciudad de México, 2008.

No hay comentarios: